Tata + Jimmy - San Andrés

Cada vez que vamos a un cubrimiento de bodas, nos levantamos felices (porque amamos lo que hacemos), respiramos profundo y enfocamos toda nuestra energía a dar lo mejor de nosotros a nuestros novios.

Cuando esos novios son amigos, hay maripositas en el estómago, la tensión aumenta y los nervios aparecen, y es que es inevitable sentirlos cuando lo único que quieres es poder transmitirles en cada foto todo lo que los quieres, lo mucho que deseas que todo salga perfecto, y la necesidad de entregarles el recuerdo perfecto, el que atesorarán por siempre.

A Jimmy lo conozco hace ya varios años, llego a mi vida de la misma forma que han llegado mis amigos más cercanos, a través de mi hermana. Ella no se equivoca nunca con eso! Mafe, tiene un no sé que, si se donde que solo atrae personas maravillosas a su alrededor y de paso al mío, pero eso es cuento para otro post.

Volviendo a Jimmy, él es una persona que he admirado siempre por su caracter emprendedor (tessssooo) y querido con todo mi corazón por su amistad incondicional. De Tata les puedo decir que 5 minutos hablando con ella, se darán cuenta que es una mujer de luz, manizalita fuerte, familiar, decidida y sobre todo amorosa. Dos colombianos echados pa'lante que el destino los sorprendió en Perú, donde se conocieron.

Apenas se comprometieron, no dudaron un instante que ese día especial iba a ser registrado por nosotros, nos visitaron un día en casa, y como una propuesta de matrimonio, nos pidieron ser sus fotógrafos! Ah? ellos a nosotros! ahora entienden mis maripositas en el estómago? Por supuesto, la respuesta fue un Sí gritado y saltado (los que me conocen saben de mi temperamento efusivo) y desde allí empezamos este aventura registrada en fotos.

San Andrés sería nuestro destino final, pero antes haríamos un stop en Tota para la sesión preboda. Este par de  #loquitos como se llaman mutuamente ya son familia hace rato. Y de las que más me gustan a mí, son familia perruna. Tienen 3 gran danés (Dogo, Tara y Simona) que son sus bebés, sus consentidos. Como no podían viajar con ellos a la isla, pues nuestra atención en la sesión sería para ellos. Nuestro objetivo principal: tener una foto de cada uno que pudiéramos imprimir para ponerlas en la boda. Y creo que lo logramos! Qué dicen ustedes?

Cuando llegó el momento de la isla, viajamos unos días antes para estar con ellos, solo puedo decir que estuve rodeada de familia y amor esos días, nunca me sentí trabajando. El dia que llegamos, le confesé a Jimmy y Tata que era mi primera visita a San Andrés y ellos, sin pena ni gloria se encargaron de mostrarme el flow y sabor que habita allá; gran amiga la piña colada por esos días, gracias a ellos!!!

El día de la boda, un fuerte viento y una lluvia que iba y venía, nos iban asustando, pero como dicen por ahí, no hay novia que no despeje las nubes oscuras; en cuanto Tata estuvo lista, el sol se impuso fuertemente sobre el mar aguamarina de San Andrés, por lo menos, donde estábamos nosotros.

Los dos se estaban arreglando en la misma casa, una gruesa puerta de madera los separaba, el silencio y los suspiros invadieron el espacio cuando cada uno en su momento escribió y leyó sus votos a las personas que los acompañaban.  En ocasiones dentro de la habitación de Tata se escuchaba la voz picara de Jimmy intentando entrar, obvio el escuadrón de Tata (hermana y mamá) nunca lo dejaron. Jimmy fue un novio con las emociones a flor de piel, todo el tiempo, no se frenó en llorar cuando su corazón se lo pedía, en abrazar cuando lo sentía y en tomarse sus buenos traguitos de whisky cuando los nervios lo atacaban, a pesar de eso, siempre estuvo pendiente que todo estuviera en punto para el momento de iniciar la ceremonia. Tata fue una novia serena, disfruto su proceso de maquillaje hablando y "echando chisme" con su hermana, riendo con su mamá y haciendo mimos al papá cuando él de vez en cuando entraba. Quien quisiera podía pasar a saludarla en la habitación, menos los nervios, ellos no pudieron entrar, se quedaron afuera con Jimmy.

Cuando inicio la ceremonia, Jimmy hizo su entrada triunfal con Glorita, su mamá y fiel escudera. Tata entró radiante con su papá cargado de orgullo, los oficiantes de la ceremonia los hermanos mayores de cada uno, a quienes vi desde muy temprano preparando todo lo que iban a decir, y la verdad que salió muy bien. La ceremonia fue en la playa, con los pies descalzos, mirando al mar, tocando la tierra, sintiendo el viento... y el fuego? en el corazón de cada uno.

Todo mágico, tal como lo querían ellos. Y como si lo hubieran planeado, en un momento muy efusivo de la ceremonia, salió de una de las orillas de la playa, un sanandresano con regaee a todo volumen, con su flow, y con su desparpajo, camino relaja'o detrás de la huppah donde estábamos haciendo la ceremonia.  Yo solo lo escuche, no me detuve a mirarlo, porque mi atención estaba puesta en ellos dos, en esa carcajada auténtica que soltó Tata al verlo y la mirada enamorada y sonriente de Jimmy al verla a ella feliz! Y saben que? esa es mi foto favorita! la que representa la relación de ese par de amigos que adoro.

La recepción transcurrió cargada de carcajadas, sin protocolos, solo risas, trago, buena música y muy buen clima. Y es que así lo querían ellos, una celebración con la familia, y con los amigos que se han convertido en una. Cantaron, bailaron y se lanzaron a la piscina.

Al otro día, nos fuimos a buscar nuestra misión final, una foto debajo del agua. Madrugamos y nos fuimos al lugar especial para ello, una bahía donde el agua es tan clara, y los pececitos tan amigables que puedes hacer la foto rodeada de ellos. Le dicen la piscina. Después de varias sumergidas, la casi pérdida de la gopro (gloria a Dios por los baywatch Sanandresanos que se sumergen a esa  profundidad y la rescataron) y un sin fin de turistas que estaban por ahí, la logramos o la lograron ellos (Tata, Jimmy y Harrym) que fueron los que hicieron el trabajo duro: 1,2,3, sumergirse. 1,2,3, sumergirse, Incontables veces. Un par de fotos mojados y listo para el carro a recoger maletas y directico al aeropuerto.

Lo lindo de todo esto, fue poder estar ahí para ellos. Lloré, me reí, me divertí muchísimo pero sobre todo agradecí poder estar de forma tan cercana, acompañándolos en su intimidad y en ese tobogán de emociones por las que atravesaron esos días. Era el momento de ellos, era su historia de amor y yo estuve allí con Harrym registrandola, fue realmente maravilloso.

Gracias Tata & Jimmy

Los queremos

KA

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